EN MEDIO DE
UN MUNDO CAMBIANTE
/ Che
vos quién sos?
Si bien los cambios son una característica del mundo en general
y de la humanidad en particular, hay dos tipos distintos de
procesos de cambio: los que se desarrollan dentro de una estructura
procesual reiterada, sin alterarla, y los que transforman dichas
estructuras, generando otras nuevas. Un ejemplo sencillo del primer
tipo es el crecimiento de las plantas; un proceso de cambio que va
de la semilla a la plenitud y posterior desintegración recorriendo
siempre el mismo circuito de etapas sucesivas. Un ejemplo del
segundo tipo, es el actual calentamiento global en el cual se
modifican parámetros estructurales básicos del sistema climático
mundial, alterando además una cantidad innumerable de estructuras
y procesos en los más diversos aspectos de la vida planetaria.
La humanidad como tal está viviendo actualmente un proceso de
cambio de este último tipo; es decir, una transformación
profunda, en la que diversos procesos y estructuras centrales se
están modificando sustancialmente, sin poder preverse con
seguridad adonde pueden llegar a desembocar. De allí la sensación
de incertidumbre que experimenta hoy toda la humanidad. Ahora bien
¿cuales son estos procesos y estructuras centrales que están
modificándose profundamente?
Las primeras estructuras que se están debilitando a tal punto
que resulta imposible un retorno a sus características originales,
son los Estados-Nación. A nivel práctico, este proceso de
debilitamiento se debe al surgimiento de fuerzas y organizaciones
transnacionales, con gran poder para tomar decisiones por sobre las
soberanías territoriales nacionales, tales como las empresas
multinacionales, el sistema financiero, ongs, etc. Por su parte, a
nivel institucional y organizativo, se debe al acuerdo
Reagan-Thatcher para sustituir el Estado de Bienestar por un Estado
funcional al aumento de la rentabilidad del capital, limitando las
regulaciones, intervenciones y controles del Estado sobre las
actividades económicas y expandiendo mundialmente el
neoliberalismo.
El segundo proceso de cambio trascendental que estamos viviendo
es la globalización, consistente inicialmente en la generación de
productos que traspasan barreras aduaneras y culturales, haciéndose
mundiales. Esta globalización productiva, fue acompañada por la
globalización financiera y de la mano de obra; no tanto por la
movilidad de los recursos dinerarios y humanos a un centro
productivo, sino por la descentralización de la producción hacia
países con mejores rendimientos financieros y mano de obra más
barata. Se generó de esa forma una reestructuración total y
profunda de la economía mundial, denominada globalización.
Un tercer proceso de cambio significativo, es el desarrollo
exponencial del sector electrónico informático – sobre todo a
partir de los microprocesadores – tanto en su base material
(hardware) como virtual (software); gestando, por primera vez en la
historia, máquinas que no reemplazan la fuerza corporal humana,
sino algunos de sus procesos mentales claves. El hecho de que sus
productos y funciones se hayan incorporado a casi todas las
actividades productivas, comerciales, comunicacionales,
administrativas, gubernamentales y a gran parte de las acciones de
la vida cotidiana de los ciudadanos, transformó en mayor o menor
medida muchas formas de actuar, pensar y sentir de la humanidad.
Asociándose con los dos procesos anteriores, cobró especial
intensidad el desarrollo de los servicios en general y de los
servicios financieros en particular. Estos terminaron desembocando
en un sistema financiero especulativo, en gran medida oculto e
independiente de los procesos productivos, constituyéndose en el
cuarto proceso de cambio mundial relevante. El nuevo sistema
financiero se fundó en la expansión de una banca en las sombras
completamente desregulada y en la implantación de paraísos o, más
propiamente, guaridas fiscales. Ambas partes del sistema extraen
enormes recursos de la producción, el consumo y la gobernanza con
fines políticos y sociales, evadiéndolos del control público y
dedicándolos a obtener rentabilidad y beneficios a partir de la
pura especulación financiera.
Paralelamente, y como efecto también de los procesos de
globalización y desarrollo electrónico informático, varios
países y áreas no centrales del mundo generaron poderosos
desarrollos industriales y multiplicaron el consumo de sus clases
medias, de manera que adquirieron una gran y creciente relevancia
económica y social; constituyendo el quinto proceso de cambio
relevante. China, India, Brasil, varios países latinoamericanos,
así como del sudeste asiático y algunos africanos, comenzaron a
jugar un papel en el acontecer económico y social, mundial, hasta
entonces inexistente. Este cambio geoeconómico hizo que el peso
económico mundial pasara de la zona noratlántica a la del
indopacífico, lo que se tradujo rápidamente, a su vez, en una
transformación geopolítica de magnitud, haciendo que el “mundo
occidental” empezara a declinar su influencia dominante, mientras
otros grandes países o alianzas regionales comenzaran a aumentar
la suya.
A consecuencia de estos cinco procesos de cambio, surge la
última y sexta transformación mundial significativa, derivada del
hecho de que las organizaciones internacionales fundadas en los
Estados Nación – tales como la ONU – no guardan
correspondencia alguna con las estructuras de poder trasnacional
dominantes. De hecho, organizaciones de distinto tipo y magnitud,
como ciertas empresas multinacionales, el Grupo de los Siete,
diferentes fondos de inversión mundiales, el BRICS, alianzas y
subordinaciones militares o armadas mas o menos permanentes,
carteles narcotraficantes, etc., están tomando decisiones que
ignoran o contradicen las de las organizaciones inter-nacionales
formales. De esta forma, no solo las relaciones interplanetarias se
encuentren en un proceso de complejización y anarquización
crecientes sino que, a la vez, la desigualdad social y la
destrucción del medio ambiente natural se incrementan sin ningún
tipo de limitación o control más o menos organizado.
La lucha entre el libre juego especulativo del “dinero negro
organizado y concentrado”, por un lado, y el desarrollo de una
economía mundial productiva con crédito y empleo, por el otro,
parece configurar el escenario mundial inmediato, significando vías
alternativas y contradictorias de desarrollo. La primera,
hegemonizada políticamente por EEUU, sustentada en el
neoliberalismo y activada por el sistema financiero especulativo,
está firmemente implantada, aunque parece estar comenzando a
declinar. La segunda, con dos variantes. La primera de ellas,
impulsada por China y Rusia, con organizaciones superestatales
sustentadas en desarrollos científico técnicos productivos y
militares crecientes y en ascenso, está compitiendo fuertemente
por el comercio y el poder mundial contra la alternativa
“occidental”. La segunda, con base en América Latina,
apuntando a un sistema interior más participativo y mundial más
integrador y priorizando los derechos humanos y sociales por sobre
la rentabilidad financiera especulativa, se encuentra en gestación
y crecimiento. El desenvolvimiento de la confrontación entre estos
diversos caminos, afectará no solo la estructura geopolítica del
poder mundial en el corto plazo, sino que determinará un cambio
más o menos profundo en la civilización humana, a mediano y largo
plazo.
Lic. Carlos A. Wilkinson